La suba de las dietas legislativas provocó antipatía en un sector de la sociedad. En las redes sociales, los foros y las calles era posible hallar numerosos comentarios negativos por la aprobación de una resolución que prácticamente les duplica los ingresos mensuales. El contexto económico y social no colaboran en ese sentido, mucho menos cuando se reitera una y otra vez que no hay plata y que habrá que hacer sacrificios. Por eso no fue de extrañar que en el inicio de la semana apenas unos pocos atendieran el teléfono, pero prefiriendo hablar en off. Nadie quiere pagar el costo político sobre una cuestión que -afirman algunos- no sabían que ingresaría en la pasada sesión.
Con hermetismo y en un paquete de resoluciones aprobadas “en módulo”; es decir, a mano alzada y sin explicitación sobre cada texto incluido, los legisladores se incrementaron la dieta, única remuneración que les prevé la Constitución. Los módulos de resoluciones fueron aprobados sin objeciones dentro del recinto, tanto por oficialistas como por opositores. Muchos, sin embargo, alegaron haber desconocido que se estaba votando dicha resolución. Incluso había algunos que se expresaron confundidos y todavía rastreaban en qué momento del debate se abordó.
“Por unanimidad”
Como penúltimo tema del orden del día figuraba como “módulo” un proyecto de resolución (nomenclatura 90-PR-23) que llegó por la comisión de Legislación Social, un comité que aborda temas de salarios, regímenes de trabajo asistenciales y de previsión y legislación laboral, entre otros. El contenido de dicha resolución, sin embargo, no se encuentra disponible en el buscador de expedientes de la Legislatura, que es de acceso público.
El vicegobernador, Miguel Acevedo, puso en consideración la resolución en forma de “módulo” y se aprobó sin que se anotaran votos negativos. En la versión taquigráfica del debate, incluso, consta en la página 110 se citó que el presidente de la Cámara consignó: “queda sancionado por unanimidad”. De hecho, es el único “módulo” en que el que se hizo consignar la conformidad.
Legisladores de la oposición reconocieron a este diario que sabían que había una intención de parte de la Presidencia de “sincerar” las dietas de los legisladores porque habían quedado desfasadas con respecto a los salarios de los empleados de mayor jerarquía en la Legislatura. Sin embargo, afirmaron fuera de micrófono que desconocían que el tema se había incluido en la pasada sesión. Incluso, hay quienes sostienen que se enteraron que votaron eso luego de que LA GACETA publicara que se subieron la dieta casi al doble: de unos $700 pasaría a ser de $1,3 millones, aproximadamente.
Por sorpresa
Hay parlamentarios de la oposición que consideraron que era una buena determinación blanquear el salario, sin cifras discrecionales de modo irregular. De todos modos coincidieron en que no era el momento e insistieron con que no fueron informados sobre que dicha resolución entraría en el recinto. “A muchos nos ha tomado por sorpresa”, manifestaron. Algunos consideraron que no estuvo bien manejado por las autoridades el modo y el tiempo, y hay quienes que no destacaron que la determinación salió en medio de un contexto netamente desfavorable por presiones subterráneas que dejó la interna.
Según el artículo 59 de la Constitución de 2006, el vicegobernador debe fijar las dietas. Sin embargo, hay un fallo de la Corte Suprema de Tucumán, de 2017, que establece que se violaba el principio de legalidad porque es la Cámara la que debe fijar la suma de dinero que percibirán mensualmente los legisladores y no el presidente.
Tras el litigio y la declaración de inconstitucionalidad de esa facultad para determinar los ingresos que tiene el vicegobernador, la dieta de los parlamentarios debe ser fijada en sesión pública. Por lo general, las dietas legislativas desde 2015 a la actualidad estuvieron atadas a los porcentajes acordados en las paritarias con gremios estatales.
Acevedo remarcó que ningún legislador puede ganar menos que el empleado de mayor jerarquía en la Cámara e insistió con que lo que se sancionó fue un sinceramiento de los ingresos de los parlamentarios. Remarcó también que el Presupuesto 2024 (de $1,6 billones) que se sancionó el jueves incluye un achique en la Legislatura: del 4,64% histórico del total se redujo al 3,91%. De acuerdo con esas cifras, el funcionamiento del palacio espejado demandará el próximo año unos $62.500 millones.